Los colegiales

En Belagua nos proponemos un sugestivo proyecto de vida en común, y sólo quienes lo aceptan de antemano con pasión y saben entregarse a su servicio pueden lograr la plenitud de este modo de vivir la universidad, que exige la adhesión y colaboración de todos los colegiales. De aquí se intuye que no se puede –no se debe– ser colegial si no se tiene una auténtica vocación de estudiante universitario.

Los colegiales que libremente eligen vivir en el Colegio Mayor Belagua, también libremente se comprometen con los fines propios de la institución. De ahí la importancia de que el colegial tenga una auténtica vocación, ya que el dinamismo del Mayor depende, en gran medida, de la autoexigencia de los colegiales; y es conveniente que sea así, porque a la edad de un estudiante, el control y la vigilancia son incompatibles con la vocación universitaria.

Sin esta autoexigencia, sin esta identificación, sin esta voluntariedad, difícilmente llegará a plenitud el proyecto formativo que se propone: adquirir el espíritu de servicio a la sociedad como vocación universitaria.


Colegiales de primer año

Comenzar a vivir en un Colegio Mayor comporta habitualmente un cambio de planteamiento vital en los hábitos y en las costumbres, y cada colegial debe estar dispuesto a darlo. Se debe fomentar una actitud abierta, que desee tratar, conocer y aprender de todas las personas con las que se convive.

Naturalmente, se espera de todos los nuevos colegiales un particular empeño por adquirir los hábitos de estudio necesarios para tener éxito en la carrera y poder participar de la vida colegial. En Belagua se organizan y se ofrecen numerosas actividades y, sin el cuidado del orden e intensidad de un horario de estudio exigente, difícilmente se podrá hacer compatible el desempeño académico con la riqueza que aporta la convivencia diaria en el Colegio Mayor. Si un colegial –por diversas circunstancias– no contara con la disponibilidad necesaria para participar de la vida colegial, el Decanato y la Dirección del Mayor procurarán ayudarle a organizarse para armonizar el estudio con la formación que se recibe en el Colegio –tienen que darse ambas cosas para concebir el Proyecto universitario de Belagua–.

Colegiales de segundo año

Al llegar a segundo curso, los colegiales han adquirido un hábito y una técnica de estudio que los pone en condición de dar a los nuevos lo que han recibido, a la vez que se involucran más en la vida colegial. De los colegiales de segundo se espera que comiencen a participar en la elaboración de las actividades colegiales, integrándose activamente en los equipos de trabajo designados por el Decanato y dirigidos por colegiales de tercer curso o mayores. Esta actitud es muy formativa porque despierta la iniciativa personal necesaria para obtener una personalidad dispuesta al servicio de los demás. Las cualidades, intereses culturales y aficiones se comparten y se genera un diálogo fecundo muy útil para el enriquecimiento mutuo. 

Colegiales de tercer año o superiores

Al igual que con los colegiales de segundo, se espera que los de tercer curso participen activamente en la elaboración de las actividades y proyectos. La novedad es que al comenzar el tercer año se pasa a formar parte del Consejo Colegial, que es el órgano superior de gobierno. En este momento es necesaria la identificación con el proyecto y el espíritu colegial, basados en la larga tradición de esta institución, e inspirados en las enseñanzas de San Josemaría Escrivá sobre la Universidad y los Colegios Mayores. Asumen la responsabilidad de la actividad colegial en los siguientes aspectos: actividad cultural, social, deportiva, de organización del régimen interno, profesional y representativa. Todas estas responsabilidades se distribuyen en distintos grupos de trabajo nombrados por el Decanato. En el momento de recibir la Beca pasan a ser Colegiales Mayores. Con este acto se pone de manifiesto una mayor disponibilidad para el desarrollo del proyecto educativo de Belagua. La asunción de responsabilidad y compromiso con un Proyecto –que a la vez es comunitario y personal– es ocasión de madurar las propias inquietudes y conforma una personalidad íntegra y coherente.

Por su parte, los colegiales mayores son los guardianes de la vida colegial. Su comportamiento debe ser tan ejemplar como el del Director: todos los ojos están puestos en ellos; y por tanto, debilitan o fortalecen la eficacia de la labor colegial con su actitud. Los colegiales Mayores dirigen los distintos grupos de trabajo y delegan tareas al resto de colegiales. La acción de delegar lleva implícita la de dar seguimiento y no tanto la de ejercer el poder de autoridad. Son responsables de cada actividad, de cada proyecto delegado, y por tanto, ofrecen apoyo, aportan experiencia y corrigen cuando haga falta. Es decir, forman a los más jóvenes de la misma manera que se hizo con ellos. Esta tarea de formar a los demás es, sin duda, la más importante de todo el Proyecto universitario de Belagua –tanto para los que forman, como para los que son formados– y la que más capacidades y disponibilidad exige. Por otro lado, es la que más beneficios personales ofrece. Se trata de un auténtico máster en dirección de personas y organizaciones.

 

Profesores

Los profesores universitarios y profesionales que viven en el Mayor deben ser un referente para los demás. Su misión es ofrecer sus conocimientos y experiencia para el mejor desarrollo de la vida colegial. Muchas veces serán ellos los que sabrán inspirar entre los colegiales los grandes temas de la Humanidad y las cuestiones de mayor calado en las que conviene profundizar a cada momento, tanto para su formación intelectual, como para el posterior desarrollo de su actividad profesional.

También colaboran con el asesoramiento académico, la creación de la biblioteca, la orientación sobre posibles cuestiones de interés, ponentes, invitados, etc. Su conocimiento de la realidad del Colegio Mayor y de sus colegiales hace que sean los mejores inspiradores para orientar las propuestas formativas concretas que convienen en cada momento.